Una vez más, el presidente venezolano Nicolás Maduro ejemplifica el pensamiento mágico que impregna las políticas socialistas. Frente a la hiperinflación de cuatro dígitos y la escasez desenfrenada, su gran solución es eliminar tres ceros de la moneda nacional. ¡Problema resuelto!
A partir de junio, el país sudamericano tendrá una nueva moneda llamada bolívar “soberano”, porque evidentemente el actual bolívar “fuerte” no está a la altura de su nombre. Un bolívar soberano se comercializará por 1.000 de los antiguos bolívares.
Maduro afirma que este único cambio generará “una solución definitiva y estructural para proporcionar estabilidad al país”, mientras deja intactas todas las medidas que paralizan la productividad.
En realidad, otra manipulación más de la economía creará más problemas de los que resuelve.
Además, Venezuela esto ya lo ha intentando, con consecuencias para todos conocidas.
El fallecido líder socialista Hugo Chávez, predecesor de Maduro, dio origen al bolívar fuerte con el mismo truco monetario en 2008. Esto atajó la escalada de la inflación por un corto tiempo, al menos su valor nominal, pero no hizo nada para reducir el impacto de las innumerables políticas económicas desastrosas promulgadas por el régimen chavista.
Diez años después, la situación de Venezuela es exactamente la opuesta a desarrollo y la estabilidad.
La tasa de inflación anual es del 7.849 % según cálculos del economista Steve Hanke del proyecto Monedas en Problemas de la Universidad Johns Hopkins-Instituto Cato. Debido a la intrusión del chavismo en toda la vida económica, social y política, más de 1,5 millones de venezolanos han huido del país en medio de una crisis humanitaria.
Los venezolanos afortunados de tener ahorros los almacenan en dólares estadounidenses y en cualquier criptomoneda que esté a su alcance. El bolívar es tan inútil que ni siquiera los ladrones se molestan en robarlo.
Maduro tiene razón sobre una cosa: la moneda actual ha dejado de atender las necesidades de los venezolanos. Pero afirmar que una nueva moneda que permanece bajo el control del mismo incompetente y destructivo régimen devolverá mágicamente la confianza en el dinero, es una ilusión desquiciada o una mentira perversa.
Como explica el experto financiero Luis Pablo de la Horra en Intellectual Takeout:
Las expectativas sobre el poder adquisitivo futuro de una moneda afectan su demanda en la actualidad, lo que a su vez determina su precio relativo con respecto a otras monedas, así como a bienes y servicios. Por lo tanto, cambiar el valor nominal del dinero eliminando tres ceros es inútil mientras no se restablezca la confianza en las autoridades monetarias.
La mejor manera de salir del atolladero monetario de Venezuela es la dolarización, ya que restaurará instantáneamente la confianza y anulará la hiperinflación. Reemplazar bolívares sin valor por dólares estadounidenses, en palabras de Hanke, proporcionaría “disciplina e impondría reglas al sistema de gobierno”.
En Ecuador, por ejemplo, la dolarización de 1999 trajo estabilidad económica, mantuvo a raya la inflación e incluso neutralizó los efectos de muchas políticas equivocadas introducidas después por el expresidente Rafael Correa, un aliado de Maduro.
Es poco probable que la dolarización provenga de los chavistas, quienes no quieren renunciar al poder sobre la moneda nacional. Mientras el futuro de Venezuela continúe en manos de Maduro y sus aliados socialistas, todo lo que el país obtendrá son soluciones parche que no hacen más que prolongar la miseria.
Artículo publicado originalmente en inglés en el blog del American Institute for Economic Research.
Read in English.